Adán y Eva, vivieron felices por mucho tiempo en el Jardín del Edén. Pero un día, una Serpiente que sabía que Dios les había prohibido a Adán y Eva comer el fruto del Árbol prohibido, se acercó a Eva tranquilamente y en tono amigable, le dijo:

"Si comen el Fruto del Árbol prohibido, no morirán. Dios sabe que si comen de aquel exquisito fruto, se les abrirán los ojos y serán como dioses al conocer el Bien y el Mal".

Eva, seducida por las palabras de la Serpiente, tomó el Fruto y lo comió. Luego le llevó a Adán uno y a pesar de que Adán dijo que no estaba bien, aceptó comerlo. Tras unos instantes, abrieron sus ojos y se dieron cuenta de su desnudez así que se cubrieron con unos taparrabos.

Cuando Dios llegó, pregunto por ellos pero Adán y Eva se escondieron de él debido a que desobedecieron y sintieron la culpa. Dios nuevamente preguntó y dijo:

"¿Han comido del Árbol prohibido?"

Ellos respondieron que si.

Dios molesto castigó a la Serpiente por sus fechorías, luego dijo:

"Por su desobediencia y dañar lo creado, a partir ahora tendrán que irse del Jardín del Edén, trabajarán la tierra para comer y algún día, morirían".


Así, Adán y Eva, tuvieron que irse del Jardín del Edén por sus pecados.

(Génesis 3: 1 al 23)